jueves, 18 de agosto de 2011

Hay un hombre que se está riendo de nosotros

Hay un hombre que se está riendo de nosotros.

Ayer vimos un espectáculo maravilloso, un emocionante partido de fútbol con muchas goles y de resultado incierto hasta el final. El fútbol de ambos equipos fue de calidad, y eso siempre es buena noticia. El Real Madrid parece haberse sacudido definitivamente todos los complejos y demostró que sabe desactivar bien al Barça y cómo crear peligro rápidamente, en un fútbol vistoso y vertiginoso. El Barcelona, por otra parte, volvió a dejar patente que en sus partidos se ven 3 o 4 jugadas magistrales, de las de talento puro, y que Messi es el que más lo atesora. Y que tiene poco rodaje, hacía tiempo que Xavi, Piqué o Leo no perdían tantos balones. Cuando la máquina esté engrasada, sumado a las nuevas posibilidades que ofrecen Cesc y Thiago, el límite es el cielo.

Mientras tanto, ese hombre se sigue riendo.

Pasó por ser el mejor entrenador del mundo, pero sigue recurriendo al viejo arte de dar patadas a los jugones. Me parece una vergüenza que un club de la élite mundial tenga que recurrir a eso. Lo peor de todo es que ésa es tan sólo una más de todas las artimañas que usa para ganar, o intentar ganar.



Muchas veces en esta vida tenemos que competir por algo, incluso luchar por algo. Es admirable querer ganar con todas tus fuerzas, pero no siempre se puede. Y no todo vale. Puedes perder en numerosas ocasiones. Puede haber sido justo o no, puedes haber sido mejor que tu rival o no, pero has perdido. Entonces se te plantean dos opciones, buscar una excusa o aceptar la derrota con dignidad y felicitar al campeón.

sábado, 13 de agosto de 2011

Mesalina, ninfómana y prostituta imperial

Un jueves de finales de mayo se nos planteó una pregunta en el Anyway (gran sitio, algún día hablaré de él): "¿Quién era la esposa del emperador Claudio?". Constaté que no tenía ni puta idea del tema y les dije a mis amigos que contestáramos "Valeria", por ser el nombre que tendrían las hijas de los nobles de la gens Valeria, como cierto Marco Valerio Mesala que recordaba había sido cónsul en épocas anteriores. No nos dieron por buena la respuesta, evidentemente. Y eso, unido a que también hubo una pregunta acerca del autor del libro Yo, Claudio, me incitó a comprarlo.



miércoles, 10 de agosto de 2011

Por qué me gusta la Antigua Roma



Muchos de los que me conocéis ya sabes que me gusta mucho el tema de la Antigua Roma, pero poco entendéis por qué. Voy a intentar explicarlo.

Me gusta la Historia, me gusta saber de dónde venimos, cómo surgieron las naciones en el pasado, las guerras que hubo, conocer los grandes personajes, sus gestas... Hay a quien todo lo que no es "actual" le importa un pito, pero no es mi caso. Creo que conocer mínimamente la Historia nos proporciona una gran cultura, nos proporciona una perspectiva difícilmente alcanzable por otros métodos.

Hace poco leí en algún lugar que si la vida del planeta Tierra durase un año entero, nuestra Historia,desde que apareció el primer homínido, el australopitecus, duraría tan sólo un cuarto de hora. Es decir, el planeta se creó el 1 de enero y una persona que ahora tuviese 90 años hubiese nacido el 31 de diciembre a las 11 horas y 59 minutos. Me voy por las ramas, pero me parece interesante.




Dentro de la Historia me gusta más la Historia Antigua, o como mucho la Edad Media. Lo más reciente, con más tecnología, me parece más similar a nuestro mundo actual. Me fascina pensar como vivía la gente, con las mismas pasiones e inquietudes que tenemos hoy día, pero en un mundo arcaico.





Me gusta de Roma que fue un adelante a nivel de conocimientos, civilización, y derechos para el que quizá la humanidad no estuviese preparada. El Imperio Romano cayó a finales del siglo V y sobrevinieron 1000 años de Edad Media, un retraso a todos los niveles. Me gusta conocer cosas de la Antigua Roma porque es la base de nuestra civilización y de nuestras lenguas, y sus huellas han quedado diseminadas a lo largo de un inmenso territorio. Hubo un momento en que un salvaje britano pintado de azul estaba bajo la misma autoridad que un pescador nubio de la segunda catarata del Nilo, la autoridad de una ciudad de siete colinas llamada Roma. Ha habido grandes imperios en la humanidad, pero el romano es sin duda uno de los más grandes. Es la base de nuestra cultura, su duración se extiende a varios siglos, y su legado cultural a lo largo de milenios sigue siendo importantísimo.

Pese a todo, no es la época imperial la que más me interesa. Me gusta mucho más la época de la República. En ella no había una cabeza visible que tuviese el poder, sino que éste residía en el Senado y sus magistrados, siendo los de mayor relevancia los cónsules, dos por año. Casi todas las magistraturas tenían un año de duración, siendo elegidos dichos cargos mediante elecciones. No había sufragio universal ni mucho menos, y había muchas irregularidades en los procesos, pero el funcionamiento de la sociedad romana era admirable en un mundo inculto, analfabeto y dominado por tiranos.

Me gusta la Antigua Roma por la gran cantidad de genios que hubo en ella, de los cuales hemos podido llegar a saberlo casi todo. La estructura de la sociedad romana permitía el desarrollo del talento a todos los niveles, y en pocas épocas de la Historia han coincidido tantos grandes hombre como en la época tardorrepublicana. Cayo Mario, Sila, los hermanos Graco, Servilia, Julio César, Cicerón, Pompeyo Magno, Marco Antonio, Octavio, Agripa... Podemos conocer de principio a fin sus vidas, sus ambiciones y frustraciones, tan parecidos a nosotros pero en un mundo tan distante que resulta apasionante.



Era una sociedad en la que los hombres y mujeres se esforzaban por ser virtuosos, dignos, y servir a Roma, y llegaron a alcanzar la fuerza suficiente como para que grandes reyes se plegaran a las decisiones de un magistrado electo por un año en una ciudad del centro de la península itálica.

Bueno, el caso es que me gusta mucho, y quizá le dedique futuras entradas. Espero no haber sonado demasiado pedante o freak