miércoles, 2 de febrero de 2011

Alejandro Magno y el valor de la amistad




Alejandro Magno es mi personajes histórico favorito. Aparte de ser uno de los grandes conquistadores y estrategas de la historia, un genio como general, lo que más me llega es su humanidad.

Era pasión, ambición, emoción, sensibilidad, inseguridad. Y sabemos por qué era así. Su madre, Olimpia, era paraoica y mística, y llenaba su cabeza de extrañas leyendas, como la de que Zeus en forma de serpiente se había metido en lecho, engendrando a Alejandro. Filipo, su marido, era un hombre de acción, alejado de lo esotérico, y le preocupaba que su hijo tuviera la cabeza en las nubes y que pasara demasiado tiempo entre mujeres. Tanto el uno como el otro trataban de atraer a Alejandro a su ámbito, despreciando el estilo de vida del otro.

Filipo no paraba de pinchar a su hijo, incluso en público. Deseaba que se rebelase, que mostrase carácter, y que fuera un hombre, digno hijo de padre. Alejandro aceptaba los retos y se imponía otros aun mayores, para demostrarle a Filipo de qué era capaz. Pero su madre siempre tuvo un lugar en su corazón y la defendió con uñas y dientes.

Su infancia le marcó toda su vida. Filipo desarrolló Macedonia y su ejército, convirtiéndolo en el estado más poderoso de la zona de influencia griega, y planificó la invasión de Asia. No llegó a comandar su ansiada expedición porque fue asesinado, habiendo rumores de que Olimpia estaba detrás del magnicidio.

Alejandro siempre quiso impresionarlo, salir de su sombra y brillar por encima de él. Quería honrarlo y superarlo a la vez, y esas ansias le llevaron a la India. Toda la vida amó y respetó a su madre, pero su carácter venenoso, propio de los ofidios con los que hacía extraños rituales hizo que nunca más volviera a verla desde que abandonó Macedonia a los 21 años.




La guerra fría entre sus padres hizo que Alejandro recibiera poco cariño de ellos, y que más bien fuera tratado como arma arrojadiza entre Filipo y Olimpia. Alejandro buscó amor, cariño y comprensión en sus amigos, y lo tuvo hasta el final.

Filipo ideó un sistema militar muy al estilo actual: soldados profesionales. No se hacían levas de soldados para campañas específicas, sino que uno era soldado como profesión. Además, tuvo la brillante idea de educar juntos a todos los hijos de la nobleza, para forjar lazos que fortalecerían el ejército y sus divisiones, así como la estructura del estado. Una idea que, a la postre, valió un imperio.

Alejandro compartió lecciones de lucha, de matemáticas, filosofía y literatura con niños nobles de su edad. Así conoció a Hefestión, amigo incondicional, posible amante, y quizá la persona a la que más quiso en su vida. Más adelante, Alejandro y un grupo reducido de jóvenes macedonios de alta cuna tuvieron un lujo de tener como tutor al gran Aristóteles, uno de los grandes filósofos de la Historia. Lo menciono más como curiosidad que como otra cosa, pues Aristóteles tuvo poca influencia en su espíritu. Alejandro distaba mucho de comulgar con ideas de gobierno como el de la ciudad-estado, y de términos medios si entendía algo nunca lo puso en práctica. Si aprendió botánica zoología y otras ciencias, pero el propio Aristóteles reconoció que poco le influyó al conocer de sus gestas en lugares tan remotos como la India. Además, Aristóteles consideraba la sociedad griega como la más valiosa, mientras que Alejandro adquirió una visión más universal de las diferentes culturas que conoció, sin discriminarlas y potenciando su unión.




Así, Alejandro llegó al final de su adolescencia con un grupo de amigos que le seguirían hasta los confines del mundo conocido. Hefestión, Crátero, Pérdicas, Seleuco, Tolomeo, Antígono, Peucestas, Lisímaco... Y también amigos y compañeros de la vieja guardia como Clito, Parmenio, y su hijo Filotas.

Sus soldados lo amaban, porque él los llamaba por su nombre, los repetaba, hablaba con ellos, siempre iba en vanguardia y se sometía a tantas o más penalidades que ellos. Pero amaban y seguían a Alejandro Magno, al genio que siempre los llevaba a la victoria, al que en el mundo oriental se le consideraba hijo de un dios. Sin embargo, sus amigos, sus generales, amaban a Alejandro, su compañero de toda la vida, amaban su persona. Su pasión, su entusiasmo, su confianza en sí mismo y en ellos fue lo que les llevó hasta el fin del mundo.


Porque realmente fueron hasta el fin del mundo. En el signo III a.C. los griegos tenían una concepción del mundo muy diferente a la nuestra. La mitología no era desdeñada como fábulas para enseñar, sino que muchos creían que de verdad existían. Alejandro y sus compañeros llegaron a cruzar las cordilleras donde se suponía que estaba Prometeo atado a una roca, esperando cada amanecer a que viniera el águila mandada por Zeus a comerse su hígado. Llegaron a la India, donde el mítico Heracles llegara en sus viajes y trabajos. Fueron más lejos que los Jasón y los argonautas, y el plan de Alejandro era llegar al extremo oriental del continente y volver navegando por el Nilo para salir al Mediterráneo.



Se dice que Alejandro recibió una vez por carta un aviso de que su médico era un traidor y podría envenenarle. Su médico era su amigo desde hacía muchos años, y no dudaba de él. Alejandro lo hizo llamar, y mientras le daba la carta para que la leyera, bebió de la copa que le traía el médico, su amigo. Tras apurar el brebaje le tranquilizó sonriendo: "Prefiero morir a desconfiar de mis amigos"

Hefestión fue el más importante de todos ellos. Cuando la reina madre de Persia se encontró ante Alejandro y sus compañeros, se postró ante Hefestión, pensando que aquél debía ser el rey de Macedonia. Alejandro, lejos de reprenderla le dijo: "No te equivocas, Hefestión también es Alejandro" Su muerte le enajenó. se volvió loco literalmente e incluso llegó a temerse por su vida. Cuando consiguieron rehabilitarle mínimamente, proyectó una tumba para Hefestión que rivalizaría con los grandes monumentos de la antigüedad.




Eso es lo que me sorprende y me fascina. La voluntad de un hombre, su inmensa voluntad y la lealtad de sus amigos y soldados derrotó un gran imperio, forjó uno nuevo, unió culturas y fue determinante en el devenir de la Historia futura. Y fue la amistad la que lo hizo posible.

Por el amor a su amigo, lo siguieron hasta el fin del mundo, donde la realidad se difuminaba y daba paso a tierras con extrañas criaturas y leyendas. Por lealtad no lo abandonaron nunca, incluso cuando todo parecía perdido. La amistad conquistó el mundo conocido en 13 años.

Nuestros amigos son lo máximo. La familia es importantísima, pero al fin y al cabo te viene impuesta. Los amigos que tienes forman parte de ti, son tu elección y la de ellos. No hay nada más grande que la lealtad a un amigo.

Hay pocos que duren toda una vida, o que en los momentos de verdad realmente están ahí. Pero quien los tiene, que piense que podría ir hasta el fin del mundo con ellos. Que le seguirían. Conquistarían cualquier peligro. Y llegarían juntos hasta el final.

Muchas veces pensamos que todo nos va mal, que estamos solos o que estamos muy jodidos. Pero si miramos más allá de nuestro marasmo, veremos amigos que nos tienden la mano y nos animan a seguir. A veces sin palabras, sólo con gestos o pequeños detalles. Pero están ahí. Yo lo sé. Y yo para ellos.

Así que ADELANTE.

8 comentarios:

  1. Pene enCasilla(s)do2 de febrero de 2011, 10:49

    De 0 a 10 un 10.Brillante.Quizá un pero: pa'lante no ADELANTE,jaja.

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  2. los amigos son la familia q se elige,nunca dude de ello,mi familia es grande,pero nunca encontrare a nadie como mis amigos(a excepcion de mis padres,q tambien son amigos ademas de padres).En los tiempos actuales donde la lealtad,la honradez,el honor,en definitiva la palabra esta asesinada por la sociedad estupida en la q nos toca vivir,es un alivio profundo saber q los amigos,siempre pocos pero fieles van a estar ahi.El concepto de la amistad entre otros solo cobra sentido en reducidos grupos,yo considero q estoy en uno de esos y muy afortunado de estarlo,y hoy en dia esto es un tesoro.

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  3. Me ha gustado mucho la reflexión. En el mundo en el que vivimos ahora es más complicado encontrar todos esos valores, como dice el bueno de Fidel, pero sobre todo el amor a tus amigos (y aún hay gente que no entiende la palabra amor sin ningún tipo de connotación de deseo carnal).
    Cuando todo eso permanece intacto a pesar de las circunstancias, algo significa.

    Por cierto, creo recordar que Alejandro asesinó a su buen amigo Clito el Negro, por decirle lo que pensaba acerca de lo que estaba construyendo en estado ebrio.
    Bueno, como tú dijiste, pura pasión, se le fue la puta olla. Afortunadamente nosotros no vamos armados por ahí, si no la sangre hubiese llegado al río más de una vez jaja

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  4. Sí, es verdad que lo mató. Le concedió una satrapía y Clito se lo tomó como un agravio, como que quería deshacerse de él mediante un retiro dorado lejos de Macedonia y lejos de las nuevas conquistas. En una fiesta le echó en cara que todo lo que estaba haciendo era el proyecto de su padre, y que sin él estaría muerto (le salvó la vida en el Gránico), y más reproches. Alejandro se volvió loco y le clavó una lanza en el estómago.

    Le dolió tanto que dudara de él que lo mató. No quise ponerlo porque se puede malinterpretar. lo cierto es que quedó jodidísimo y se arrepintió toda su vida

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  5. Ortu!!
    Me ha encantado! Yo tb confío mucho en lo que dices aunque por desgracia a veces no sé si hay muchos de esos amigos que siempre están.
    De todas formas, la clave es saber quiénes son los elegidos, saber que no todos los "amigos" te seguirían al fin del mundo y que los verdaderos se cuentan con los dedos de una mano.

    Ya te lo dije una vez en una ocasión especial para los dos, sé que tu eres de esos y yo espero que sepas que yo lo soy para ti. :)

    Un besazo!

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  6. Muy buen post, gracias por alabar tanto a Alejandro .. Si fuésemos reencarnaciones y y despertarmos el mundo cambiaría y creo que algo similar va a ocurrir en poco tiempo..

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Gracias por dejar tu opinión, quizás me ayude a ver las cosas de otro modo...o no.