lunes, 18 de abril de 2011

El secreto de la felicidad

El secreto de la felicidad reside en un aumento progresivo y continuado de tu estado de bienestar.

Dicen que el dinero no da la felicidad y es verdad. Recientes estudios confirman que el ser rico no proporciona más felicidad a los acaudalados que la que poseen el resto de ciudadanos que tienen sus necesidades básicas cubiertas. Descartado el dinero, ¿qué es lo que nos da la felicidad?




Habría que preguntárselo a alguien feliz. Los primeros colectivos que me vienen a la mente son los niños y los viejos. Los ancianos porque ya han vivido y ven todo desde la serenidad, y los críos porque no tienen ninguna precupación.

Bueno, eso es mentira. La senectud es un nido de rencor y resentimiento, de amargura y desazón. Sólo hay que ver las viejas que se cuelan en el súper y que se dedican a tocar los huevos. Los niños sí tienen preocupaciones. Yo sufría la hostia cuando había que saltar el potro, cuando tenía que ganar la carrera en gimnasia, o cuando me pillaban en alguna travesura. Se me caía el mundo encima.

Entonces concluímos que la edad no influye en la felicidad, si acaso de viejo incluso peor porque la salud se desmorona y siempre hay quien tiene miedo a morir. Yo creo que no depende de la riqueza ni de la edad, sino de cómo te vayan las cosas (obvio), y de cómo te sientas contigo mismo.

Eres feliz si te van las cosas bien y si estás a gusto contigo mismo, orgulloso de cómo eres. La participación de ambos factores en la felicidad depende de cada persona. Individuos faltos de moral y de pocas aspiraciones tienen facilidad para sentirse a gusto con su persona. Otros más introspectivos y analíticos difícilmente se aprueban a sí mismos.

En cuanto a lo de que te vayan bien las cosas, me refiero a ir consiguiendo pequeños logros, completando objetivos. Conseguir acabar la carrera, conseguir el trabajo que quieres, que gane tu equipo, conquistar a la chica que te gusta, formar una familia... Depende del individuo. Ir consiguiendo estos objetivos marcados por ti mismo, unido a una satisfacción sobre tu forma de ser y actuar ante los distintos avatares de la vida proporciona la felicidad.



Pero claro, corremos el riesgo de estancarnos. ¿Qué pasa cuando ya no hay objetivos? Podemos alcanzar un techo en este sentido. Trabajo estable, sin posibilidad de ascender, hijos crecidos... Llegados a este punto puede que nuestro único objetivo sea trabajar, ver a tu familia, disfrutar con ella, de los amigos. Para otros quizá no, y entren en una rutina insatisfactoria.

En casos como éstos más nos valdría que nos ocurriera algún tipo de desgracia: arruinarnos, que nos echen del trabajo, perder a alguien... Y a partir de ahí salir del pozo, volver a cumplir objetivos sintiéndote bien contigo mismo... Aunque suene muy radical. Conseguir salir del pozo nos hace sentirnos orgullosos, y encima emprendemos de nuevo un camino ascendente que también nos proporciona felicidad.

Porque la felicidad está en el camino. EL hecho de aumentar nuestro estado de bienestar, conseguir esos objetivos, es lo que nos proporciona la felicidad. Para los científicos, sería algo así como que la felicidad se obtiene cuando la derivada respecto al tiempo de nuestro estado de bienestar es positiva.

Siempre adelante. Lo difícil es conseguirlo

5 comentarios:

  1. Me gusta mucho Guille, no parece escrito por ti (demasiado optimista para ser tú no?) jaja, espero que releas esto cuando te vengas abajo y veas que las cosas a veces son complicadas.

    Siempre adelante.

    (L)

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  2. Soy poco de leer libros, porque la interacción no suele ser bidireccional (y digo que no suele serlo porque hay libros que inspiran reflexión con el autor). Prefiero leer otras cosas, como esta.

    Hay muchos factores que influyen en la felicidad de una persona. Demasiados como para que puedan ser analizados y poder terminar definiendo la felicidad. Pero quizás el equilibrio puede llegar a ser definitorio.

    Hoy he cogido un libro. Cito textualmente: "Cuando empezamos a revisar de qué dependen las interpretaciones que hacemos de la realidad, nos damos cuenta de que la verdadera causa de nuestro malestar o de nuestro bienestar no tiene tanto que ver con las cosas que nos van pasando, sino con nuestra manera de mirarlas e interpretarlas. Y son precisamente nuestras interpretaciones las que generan las reacciones emocionales negativas que tanto dañan nuestro interior o las respuestas conscientes y proactivas que tanto pueden sanarlo".

    Me gusta tu blog. ¡Sigue así!

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  3. Nunca se dejan de tener problemas y preocupaciones que, por su mera existencia, imposibilitan una felicidad total y global, por muy bien que en general te vaya. Solo evadiéndote, despreocupándote deliberadamente, dejando todo a un lado, puedes conseguir una plena felicidad que en todo caso siempre será transitoria y, la mayoría de las veces, efímera. Esto pasa, por ejemplo, cuando te coges una buena borrachera que no estaba prevista. Quizá tenías examen al día siguiente pero dices "qué coño, me voy con estos a emborracharme". Eres feliz esas horas, al día siguiente no. O cuando juegas un Trivial en 'Anyway' y lo ganas. Pues eso.

    Mientras tanto, la felicidad consistiría en ese camino hacia el Nirvana que nunca se completa, que se asemeja a esas infinitas autopistas norteamericanas, en sortear todos los baches que puedas y en buscar buena compañía para el viaje. Un viaje que, efectivamente, debe hacerse "siempre adelante".

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  4. Tiene gracia, porque yo cuanto más tiempo pasa soy más feliz. Y no es que me vaya la vida mejor o me estén pasando cosas buenas en exceso últimamente, sino que voy aprendiendo a dejar a un lado las preocupaciones inútiles que te zumban en la cabeza y sabes que hasta que físicamente puedas hacer algo al respecto, no es momento de pensar en ellas.
    Supongo que aprendí (de ciertas personas, por cierto) que lo espontáneo suele ser más práctico e incluso bonito que aquello tan premeditado y elaborado.

    También me di cuenta que cuando más feliz soy, es cuando me siento útil. Supongo que en realidad viene a ser lo mismo que has escrito tú, que es cuestión de tener un papel en la vida y estar cómodo con él, no estancarse y no pensar que existe un tope. Hay demasiadas cosas que hacer como para detenerse y pensar "pues hasta aquí he llegado, ¿y ahora qué?"

    De todos modos, la felicidad para mí es un instante y no un estado permanente. Me gusta que sea así y además tiene sentido.

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  5. Nunca he ligado mi felicidad a 'lograr mis objetivos', o al menos eso creo...

    Tener dificultades en la vida es una suerte que no todo el mundo tiene, y digo suerte porque esos malos momentos son los que te sirven de referencia para saber valorar esas horas, minutos o segundos en los que tu cabeza dice "que suerte tengo de poder vivir esto", y no dejar que esos buenos momentos se conviertan en rutina.

    Siempre he pensado que yo vivo para disfrutar de la vida, y no para completar una carrera hacia el 'exito' como parece que impone la sociedad. Pero tambien tengo claro que no se puede disfrutar de ella si no haces nada, si te quedas estancado, si solamente ves pasar el tiempo...

    Por eso entiendo lo que comentas de los objetivos, aunque yo veo esos objetivos como 'peldaños' que escoges para avanzar, para construirte tu propio camino, y como he dicho antes no quedarse estancado.

    No creo en ese camino unico que nos impusieron desde pequeños, y que nos intentaron convencer de que todos los seres vivos siguen: nacer, crecer, reproducirse y morir.

    Buscar una pareja con la que avanzar, es un objetivo comun en la mayoria de las personas, no por el 'reto' de encontrarla, si no porque somos capaces de ver en las parejas como cada dia disfrutan el uno del otro hasta limites que no comprendemos, y como hay sensaciones increibles que solo tu pareja puede darte.
    Busco a la mujer que me quiera, no por el echo de encontrarla, si no por vivir cada dia esas sensaciones (y, como he dicho antes, tener la suerte de tener esos malos momentos que me permitan valorar los buenos, y no acostubrarme a ellos y verlos como algo normal, que puedo conseguir en cualquier momento, carente de valor)

    Busco un trabajo, no por el hecho de encontrarlo, si no porque creo que es el peldaño que debo subir para tener una estabilidad que me permita vaciar mi cabeza de ciertas preocupaciones.

    Estudio una carrera que me gusta, no por conseguir un titulo, si no porque creo que es el modo de moverme en un 'mundillo' que me fascina, que me propone retos, y creo que me proporcianara felicidad dia a dia.

    En definitiva, es verdad que alcanzar una meta siempre es momentaneamente gratificante, pero es mucho mejor, disfrutar de los motivos por los que te impusiste esa meta.

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Gracias por dejar tu opinión, quizás me ayude a ver las cosas de otro modo...o no.